La ciencia de la compasión

Uno de los principios fundamentales de la CFT es que está profundamente fundamentada en la ciencia clínica básica y las ciencias de la evolución humana, más que en un modelo teórico de psicoterapia.

Ciencia básica de la compasión

 Uno de los principios fundamentales de la Terapia Centrada en la Compasión (CFT) es que se acerca más a los principios de la ciencia clínica en lugar de apoyarse en un enfoque teórico particular de terapia. Se basa en los conocimientos y hallazgos de la ciencia básica para tratar de entender mejor la forma en que las funciones evolutivas del sistema nervioso intervienen en los problemas de salud mental.  Desde estos principios ha tratado de desarrollar intervenciones terapéuticas basadas en esa ciencia.

 

De hecho, la psicología clínica está alcanzando un punto en el que empieza a estar menos condicionada por la lealtad a escuelas particulares de terapia y se acerca más a fundamentarse en la ciencia básica. Podemos ver una cierta disociación entre la ciencia de los procesos y de la ciencia de los resultados porque no se han desarrollado conjuntamente ni de forma coordinada.

 

Hay pruebas sólidas de la eficacia y la importancia de una buena alianza terapéutica, y de intervenciones específicas, como: la exposición a situaciones, emociones y eventos mentales evitados, experimentos conductuales, trabajo con imágenes, descubrimiento guiado, aprendizaje de habilidades de regulación emocional y conductual, por nombrar sólo algunas. Estos tratamientos con apoyo empírico juegan un papel central en el cambio personal y la recuperación. No obstante, la CFT sugiere que la forma, es decir, el cómo la persona participa en esos procesos (Gilbert, 2019) puede determinar buena parte de su voluntad de implicarse en ellos y de la eficacia de la intervención.

Ciencia aplicada de la compasión

 Una revisión sistemática reciente (Craig, Hiskey y Spector, 2020) demuestra que la CFT tiene efectos positivos en personas que sufren una serie de problemas de salud mental y es probable que sea más eficaz que ningún tratamiento psicológico y posiblemente más eficaz que otras intervenciones. La CFT aumenta la autocompasión y también lleva a reducciones en la sintomatología clínica, incluso en poblaciones difíciles de tratar. 

 

Actualmente, la CFT en grupo tiene bastante más pruebas de su eficacia que las intervenciones individuales y de autoayuda. Por lo tanto, en términos de implicaciones prácticas, estos hallazgos indican que un número moderado de sesiones (al menos 12) son las que probablemente se requieren para alcanzar niveles de eficacia con significación clínica. Esto puede ser importante para que los órganos de financiación y los gestores sanitarios lo tengan en cuenta al asignar los recursos de atención en salud mental a la luz de la práctica actual basada en la evidencia.

 

Teniendo en cuenta lo anterior, las implicaciones adicionales de esta revisión son que la CFT es factible, bien aceptada por los pacientes y puede ofrecerse como un complemento o alternativa a las terapias existentes. La CFT se desarrolló inicialmente como respuesta a la naturaleza transdiagnóstica del sufrimiento humano, en la creencia de que cultivar una mentalidad compasiva centrada en “yo y los demás” puede ser una estrategia de utilidad universal . El trabajo reciente de Gilbert (2019) se refiere a este punto al señalar la fragmentación entre la investigación de procesos e intervenciones psicoterapéuticas a lo largo del tiempo. 

Como tal, el futuro potencial del enfoque CFT podría consistir en apoyar un desprendimiento del apego rígido a escuelas (o marcas) tradicionales de terapia, hacia una perspectiva más unificada y holística. Con ello no se pretende despreciar la utilidad de los diagnósticos, ya que siguen siendo importantes para traducir la experiencia a un lenguaje común, sino que sirve para ofrecer una visión más amplia (y transcultural) a través de la cual conceptualizar los elementos comunes de la angustia emocional/salud mental.

La tendencia actual de investigación de la CFT en diversas poblaciones continúa a buen ritmo, y es probable que con el tiempo surjan nuevos métodos para cultivar una mentalidad compasiva. Tales desarrollos podrían fomentar la extensión continua de los enfoques centrados en la compasión a esferas fuera del ámbito de la salud mental y la ciencia del comportamiento clínico. Ya observamos que el enfoque CFT y el modelo evolutivo que lo sustenta ya están siendo aplicados en la educación (Welford y Langmead, 2015) y en el ámbito empresarial/organizativo (Anstiss, 2017).

Referencias

Anstiss T. (2017). Compassion at Work. En: Oades L.G., Steger M.F., Delle Fave A. et al. The Wiley Blackwell Handbook of the Psychology of Positivity and Strengths‐Based Approaches at Work. Wiley-Blackwell.

Craig, C., Hiskey, S., y Spector, A. (2020). Compassion Focused Therapy: a systematic review of its effectiveness and acceptability in clinical populations. Expert Review of Neurotherapeutics, 20(4), 385-400. DOI: 10.1080/14737175.2020.1746184

Gilbert, P. (2019). Psychotherapy for the 21st Century: An integrative, evolutionary, contextual, biopsychosocial approach. Psychology and Psychotherapy: Theory, Research and Practice92(2), 164-189. https://doi.org/10.1111/papt.12226

Welford, M., y Langmead, K. (2015). Compassion-based initiatives in education settings. Educational & Child Psychology, 32, 71–80.