Comentamos el estudio titulado “Depression, but not anxiety, linked with inflammation and metabolic change”, presentado en el congreso del European College of Neuropsychopharmacology, donde se demuestra por vez primera, que el sistema inmunológico y el metabolismo de los lípidos cambian en las personas deprimidas, pero no en las ansiosas.
Hasta la fecha, la literatura científica ha evidenciado ampliamente la vinculación entre depresión y ansiedad. De hecho, depresión y ansiedad comparten algunos síntomas, tienen factores de riesgo comunes y a menudo, se tratan con los mismos fármacos. Concretamente, más del 50% de los pacientes con depresión (trastorno de depresión mayor) presentan también antecedentes de ansiedad.
Asimismo, en los últimos años, la depresión se ha asociado con alteraciones en el sistema inmunológico y metabólico. En este sentido, las investigaciones previas han demostrado que las personas deprimidas suelen tener marcadores bioquímicos diferentes a los de las personas sanas. Sin embargo, en el caso de la ansiedad, no se ha realizado un análisis tan amplio de marcadores.
Sin embargo, los innovadores y principales hallazgos del trabajo “Depression, but not anxiety, linked with inflammation and metabolic change”, en palabras de Hilde de Kluiver, de la UMC (Universitair Medische Centra) de Amsterdam, son:
• El grupo deprimido evidenció mayor inflamación, que no se apareció en el grupo ansioso.
• El grupo deprimido mostró cantidades y tipos de lípidos en sangre muy diferentes al grupo ansioso. A modo de ejemplo, las personas deprimidas presentaban elevados niveles de triglicéridos, y menores niveles de ácidos grasos omega-3. Por el contrario, las personas que presentaban trastorno de ansiedad tenían una composición lipídica muy similar a la del grupo de control sano.
• Los metabolitos asociados a la depresión también se asociaban a la gravedad de la misma, es decir, si cuanto mayor era la cantidad de lípidos asociados a la depresión, dicha depresión tendía a ser peor.
El Dr. Philippe Nuss (Hospital Saint-Antoine, París), que no ha participado en el estudio, resalta la importancia de este trabajo argumentando que:
• Identifica biomarcadores sanguíneos fáciles de medir, que caracterizan un subtipo de depresión, cuyo mecanismo subyacente es específico y probablemente necesitará un tratamiento adecuado.
• Pone de relieve el hecho de que los trastornos mentales deben considerarse desde la perspectiva del cuerpo como totalidad, en el que intervienen los principales sistemas fisiológicos reguladores, como la inmunidad y el metabolismo de los lípidos. Además, tanto la inmunidad como los lípidos están fuertemente implicados en el metabolismo cerebral.
• Muestra que, teniendo en cuenta el punto anterior, la gravedad de la depresión es mayor en los pacientes con biomarcadores más deteriorados.
En definitiva, la evidencia de que la depresión (y no la ansiedad) presenta asociaciones bioquímicas con la inflamación y el metabolismo de los lípidos (grasas), presentada por los científicos del Estudio Holandés de Ansiedad y Depresión (NESDA), permite clarificar y abrir nuevas perspectivas de investigación. Entre ellas:
-La mayor consideración diferencial entre depresión y ansiedad, así como la posibilidad de tratamientos diferenciales y más específicos para cada una de ellas;
-La consideración de la existencia de un subtipo de depresión, debida a un mecanismo subyacente específico que puede requerir un tratamiento adecuado;
-La consideración de la respuesta de las personas deprimidas con trastornos inflamatorios a los tratamientos antiinflamatorios;
-La consideración de la gravedad de la depresión teniendo en cuenta los niveles más elevados de lípidos asociados a la depresión;
-La consideración de los principales sistemas reguladores, como la inmunidad y el metabolismo de los lípidos, en la consideración de los trastornos mentales; así como la consideración del trastorno mental desde la perspectiva del cuerpo como unidad y totalidad.
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