Importancia de la teoría polivagal en la práctica de la compasión
Desde la teoría polivagal, el estudio que comentamos (Poli, Geminiani y Conversano, 2020) presenta y analiza los efectos de la amenaza actual del COVID-19, de la cuarentena y del aislamiento social (problemas de salud, psicopatología e incremento de mortalidad) (Holt, Lunstad, Smith, Baker, Harris y Stephenson, 2015; Orru, Ciacchini, Gemignani y Conversano, 2020).
Asimismo, muestra recursos y estrategias útiles para hacer frente a dichas amenazas (pandemia, cuarentena y aislamiento), resultando especialmente significativa la evidencia de que la inducción de la compasión ha demostrado ser útil y eficaz para activar la red ventral del nervio vago, y en este sentido aportar la calma y tranquilidad ante situaciones de amenaza y estrés prolongados.
La “teoría polivagal”, formulada por el psiquiatra Stephen Porges postula que, ante situaciones amenazantes, existen dos ramas del nervio vago*, responsables de dos tipos de respuestas diferentes de regulación emocional: a) respuesta de compromiso social; y b) respuesta de inmovilización.
*Recordemos que el nervio vago es el décimo de los doce pares de nervios craneales que nace en el bulbo raquídeo. Asimismo, es responsable de regular el control del corazón, pulmones, vías respiratorias, hígado, estómago, páncreas, vesícula biliar, bazo, riñones, intestino delgado y parte del intestino grueso. En este sentido, el funcionamiento de este nervio influye y afecta de modo determinante la salud y el bienestar físico y psicológico.
A continuación, presentamos brevemente las características diferenciales e implicaciones de cada una de las respuestas de regulación emocional del nervio vago.
A) RESPUESTA DE COMPROMISO SOCIAL. RED VENTRAL DEL NERVIO VAGO
Cuando el compromiso social está disponible ante una amenaza, la teoría polivagal plantea que se activa la red ventral del nervio. Esta activación se traduce en: respiraciones profundas, señales sociales como sonreír o establecer contacto visual, y otras respuestas que informan al cerebro de que “todo está bien”. Estas respuestas contribuyen a regular el estrés y, en consecuencia, a recuperar el estado de calma. Ésta es la razón por la que la red ventral del nervio vago se conoce también como “sistema de compromiso social”.
Asimismo, la activación de la red ventral del nervio vago desactiva los sistemas asociados con la amenaza (sistema nervioso simpático y red dorsal del nervio vago). La activación del nervio vago ventral, también activa la corteza prefrontal, zona del cerebro que se ocupa de la lógica. De este modo, desde la calma, es posible pensar con claridad y procesar las circunstancias difíciles, lo que resolverá todavía más el estrés.
En este sentido y según la teoría polivagal, la cuarentena y el distanciamiento social impuesto por la pandemia del COVID-19, necesario para frenar el brote, limita de forma significativa el comportamiento humano espontáneo dirigido a activar el sistema de compromiso social (red ventral del nervio vago), favoreciendo de este modo la activación del sistema nervioso simpático a través de respuestas como: hipervigilancia ante la amenaza social, la desregulación emocional, falta de sueño, disminución de respuesta inmunológica, con una repercusión en el bienestar general.
Así, cobra especial sentido aprender a comunicarnos y relacionarnos de forma significativa con los demás y por supuesto con nosotros mismo/as, activando de este modo el sistema de compromiso social (red ventral del nervio vago) asociado con la calma y el bienestar.
B) RESPUESTA DE INMOVILIZACIÓN. RED DORSAL DEL NERVIO VAGO
De forma alternativa, cuando el compromiso no está disponible ante una amenaza, se activa la red dorsal del nervio vago (sistema relacionado con la amenaza social/interpersonal). Esta activación se traduce en: a) respuesta de inmovilización vestigial (surgió por primera vez en los primeros vertebrados), destinada a interrumpir los procesos digestivos; y b) reclutamiento y conservación de los recursos metabólicos necesarios durante la amenaza (Porges, 2007).
De este modo, la cuarentena puede favorecer la activación conjunta de: a) la red dorsal del nervio vago (encargada de la persistente inmovilización, congelamiento o bloqueo ante la amenaza (Zelikowsky et al., 2018); b) el sistema nervioso simpático (responsable de la hipervigilancia y alerta continuada); c) y el sistema de respuestas post-traumáticas (Kolacz & Porges, 2018), como la disociación, favoreciendo el surgimiento de importantes consecuencias negativas para la salud.
El poder de la compasión
Investigaciones científicas recientes han demostrado que, durante la inducción de la compasión, los participantes exhibieron mayor variabilidad en la respiración (respiraciones más profundas), en comparación con controles neutrales u otras emociones positivas o prosociales (Stellar, Cohen, Oveis, & Keltner, 2015). En este sentido, se pone de manifiesto el poder de la compasión para activar la rama ventral del nervio vago (el sistema de compromiso social) para favorecer la auto-regulación emocional y conectar con el sistema de calma y seguridad; y al mismo tiempo, desactivar el sistema nervioso simpático (hipervigilancia) y el sistema de respuestas postraumáticas (disociación), mejorando de este modo la salud y el bienestar físico, emocional y social.
Se evidencia la necesidad de promover programas de cultivo de la compasión y auto-compasión (Neff y Germer, 2013; Arch et al., 2014) así como actividades dirigidas a reducir el impacto psicológico del aislamiento ocasionado por la cuarentena, promoviendo de este modo, la autorregulación emocional, la respuesta inmunológica adecuada y la salud.
Fuente:
Poli, A., Gemignani, A., Conversano, C. (2020). The psychological impact of SARS-CoV-2 quarantine: observations through the lens of the polyvagal theory. Clinical Neuropsychiatry, 17(2), 112-114. https://doi.org/10.36131/CN20200216