Beneficios del Entrenamiento en la Mente Compasiva

El Entrenamiento en la Mente Compasiva se revela como una estrategia y práctica fundamental, para mejorar el bienestar general y reducir el malestar psicológico (depresión y síntomas de estrés) en diferentes grupos de población.

El Entrenamiento en la Mente Compasiva (CMT) es un curso práctico de ocho semanas de duración diseñado para ayudar a las personas a cultivar la mente compasiva. Basándose en la Terapia Centrada en la Compasión, un enfoque psicoterapéutico integral desarrollado por el profesor Paul Gilbert, el CMT ofrece una psicoeducación avanzada sobre la mente humana, la naturaleza de nuestro sufrimiento y cómo cultivar las motivaciones y habilidades humanas evolucionadas de la compasión: ser sensibles al sufrimiento en nosotros mismos y en los demás, y comprometerse a intentar aliviarlo y prevenirlo.

Por qué cultivar la compasión

Los efectos beneficiosos derivados del cultivo intencional de la compasión dirigida hacia uno/a mismo/a y hacia los demás (Gilbert, 2017; Kirby, Tellegen y Steindl, 2017; Seppala, Simon-Thomas, Brown, Worline, Cameron y Doty, 2017) han ocasionado el crecimiento espectacular de la investigación centrada en la compasión durante los últimos 20 años.

Más concretamente, la investigación científica ha puesto de manifiesto que el entrenamiento de la compasión produce:

  • Cambios en el sistema nervioso autónomo (SNS), y de forma específica en el sistema vagal, con un incremento de la variabilidad de frecuencia cardíaca (Di Bello, Carnevali, Petrocchi, et al., 2020; Petrocchi y Cheli, 2019); y
  • Efectos neurofisiológicos en la amígdala y en el procesamiento de la amenaza (Kim, Cunnington y Kirby, 2020; Weng, Lapate, Stodola, Rogers y Davidson, 2018).

Asimismo, existe evidencia científica acerca de que el entrenamiento basado en la compasión ocasiona una reducción de la vergüenza, la autocrítica y una amplia variedad de síntomas relacionados con la salud mental (Kirby, Doty, Petrocchi y Gilbert, 2017).

En lo que respecta a la autocompasión, la investigación correlacional ha evidenciado que se relaciona con:

  • El afrontamiento de fracasos y dificultades (Leary, Tate, Adams, Allen y Hancock, 2007; Neff, Hsieh y Dejitterat, 2005)
  • Nivel más bajo de autocrítica (Neff, 2003; Neff y Vonk, 2009; Raes, 2010)
  • Disminución de emociones negativas como enfado, ansiedad y vergüenza (Barnard y Curry, 2012; Neff y Vonk, 2009; Raes, 2010)
  • Aspectos relacionados con la salud física (Sirois, 2014)
  • Afecto positivo, felicidad y optimismo (Neff, Rude y Kirkpatrick, 2007).

Programas orientados a cultivar la compasión

La revisión de Kirby (2017) sobre intervenciones basadas en compasión, ha identificado seis programas de cultivo de la compasión, empíricamente fundamentados:

  1. Compassion Focused Therapy (CFT; Gilbert y Irons, 2005),
  2. Mindful Self-Compassion (Neff y Germer, 2013),
  3. Compassion Cultivation Training (Jazaieri et al., 2013),
  4. Cognitively Based Compassion Training (Pace et al., 2009),
  5. Cultivating Emotional Balance (Kemeny et al., 2012)
  6. Loving-Kindness (LKM) Compassion Meditations (Wallmark, Safarzadeh, Daukantaité y Maddux, 2013).

La Terapia Centrada en la Compasión (CFT) incorpora el Entrenamiento en la Mente Compasiva (CMT)

La CFT (Terapia Centrada en la Compasión) se desarrolló inicialmente como una aproximación transdiagnóstica, para personas con elevada vergüenza y autocrítica, muchas de las cuales han experimentado experiencias difíciles a lo largo de su infancia o vida posterior (Gilbert, 2010, 2014; Gilbert y Irons, 2005).

Los estudios iniciales encontraron que la CFT podría ser un tratamiento psicológico potencialmente eficaz (Kirby, 2017; Kirby, Tellegen, et al., 2017; Leaviss y Uttley, 2015), para los trastornos de alimentación (Gale, Gilbert, Read y Goss, 2014), trastornos de personalidad (Lucre y Corten, 2013), psicosis (Braehler et al., 2013), estrés postraumático (Beaumont, Durkin, McAndrew y Martin, 2016), y depresión (Gilbert y Procter, 2006).

El Entrenamiento en la Mente Compasiva constituye una parte fundamental de la CFT e incluye los siguientes aspectos:

  • Comienza con la consideración de los siguientes aspectos:
  • El significado del término “compasión”, entendida como “sensibilidad al sufrimiento propio y ajeno, con el compromiso de intentar aliviarlo y prevenirlo” (Gilbert, 2017);
  • Los miedos comunes, bloqueos y resistencias a la compasión; y
  • Los tres flujos de la compasión (de uno mismo a los demás, de los demás a uno mismo; y la autocompasión).
  • A continuación, a través de la exploración de la naturaleza evolucionada de la mente y el cuerpo, plantea que:
  • Las dificultades que experimentamos en la vida se encuentran estrechamente relacionadas con nuestro “cerebro complicado”, resultado de la naturaleza y procesos de evolución, que “no son culpa nuestra”;
  • Las emociones evolucionaron para desempeñar diferentes funciones, relacionadas con tres “sistemas” – amenaza, impulso y calma, y cómo el cultivo del sistema de calma puede ser útil para regular la angustia (Gilbert, 2009, 2014).
  • A partir de la consideración de los aspectos anteriores, se introducen una serie de prácticas fisiológicas y psicológicas que incluyen el entrenamiento de la atención, mindfulness, ritmo de respiración calmante e imaginación. Estas prácticas:
  • Están diseñadas para ayudar a las personas a ser más conscientes de sus propias experiencias, ralentizando el cuerpo (por ejemplo, a través del sistema vagal parasimpático), y a través de la sensación de enraizamiento;
  • Se encuentran asociadas con la activación del sistema nervioso parasimpático e incrementa la variabilidad de la tasa cardíaca – HRV; (Kirby et al., 2017) y motivación prosocial y bienestar (para uno mismo y para los demás);
  • Incluye el entrenamiento de la atención, mindfulness, ritmo de respiración calmante e imaginación;
  • El objetivo final de estas prácticas es cultivar una autoidentidad compasiva (conocida como yo compasivo), asociada con las cualidades de sabiduría, fuerza y motivación de cuidado, que se utilizan para manejar las dificultades cotidianas.

Efectos beneficiosos del curso Entrenamiento en la Mente Compasiva

Así, de forma similar a programas ya validados para entrenar la atención y la autocompasión (por ejemplo, Mindfulness Based Cognitive Therapy (MBCT), la Mindful Self Compassion (MSC)), Irons y Heriot-Maitland (2020) han realizado el primer estudio piloto exploratorio (correlacional) orientado a evaluar la eficacia de un curso modular de 8 semanas, centrado en los aspectos fundamentales del Entrenamiento en la Mente Compasiva, dirigido al público general.

El estudio exploratorio realizado por Irons y Heriot-Maitland (2020) sobre un curso de 8 semanas de Entrenamiento en la Mente Compasiva, dirigido al público general, pone de manifiesto los siguientes resultados:

Autocompasión

Tras la realización del curso de Entrenamiento en la Mente Compasiva, aparecen cambios significativos en la autocompasión de los participantes. De forma concreta, se observa:

  • Una mejora significativa en los sentimientos de bondad dirigidos hacia uno/a mismo/a, en los sentimientos de humanidad compartida y en mindfulness (sub-escalas positivas de Escala de Autocompasión vinculada al MSC (Neff, 2003);
  • Una mejora significativa en la capacidad para comprometerse con el propio malestar/sufrimiento, y en la sensación de ser capaz de aliviar dicho malestar/sufrimiento (medidas y definidas a través de la Escala de Compromiso y Acción de Compasión, vinculada al modelo CFT (Gilbert et al., 2017).

Compasión por los demás

En cuanto a ofrecer compasión a los demás, el curso de Entrenamiento en la Mente Compasiva se relaciona con:

  • Un aumento significativo en la capacidad de los participantes para involucrarse con el sufrimiento de otras personas, pero no en su habilidad para emprender la acción necesaria que alivie dicho sufrimiento.

Entre las posibles explicaciones de este resultado, cabe destacar:

  • Muchos de los participantes, antes del inicio del curso, manifestaron que sentían que ya eran “demasiado” compasivos con otras personas, lo que pudo reducir la posibilidad de incrementar este flujo de la compasión. De hecho, de los tres flujos de compasión, los participantes tenían niveles mucho más elevados de compasión dirigida hacia los demás, en comparación con la recepción de la compasión de los demás o la autocompasión.
  • Los comportamientos compasivos pueden relacionarse, no con la “compasión real” sino con la “compasión “sumisa”. En este sentido, resulta fundamental diferenciar entre los comportamientos compasivos (acción) que surgen de la motivación de querer aliviar el sufrimiento de los demás (compasión real), y los comportamientos compasivos que tienen la función de pretender ser querido/a y complacer a los demás, evitando de este modo la crítica o rechazo (compasión sumisa) (Catarino, Gilbert, MCewan y Baiao, 2014).

Estos hallazgos ponen de manifiesto la necesidad de explorar de forma más detallada cuál es el proceso de compasión hacia los demás en diferentes personas o grupos (profesores, cuidadores y trabajadores del ámbito sanitario, etc.) con dos objetivos fundamentales:

  • Incrementar la calidad del tipo de motivación compasiva, en lugar de la cantidad de compasión general dirigida hacia los demás; y
  • Conseguir un mayor equilibrio entre los tres flujos de la compasión.

Recibir Compasión de los demás

En lo que respecta a recibir compasión de los demás, se evidencia el patrón opuesto al anterior. Concretamente, tras finalizar el curso de Entrenamiento en la Mente Compasiva, los participantes sienten que los demás son más compasivos con ellos, en comparación con la consideración de este mismo aspecto al inicio del curso. De forma más detallada:

  • Se incrementa de forma significativa la cantidad de participantes que consideran que otras personas están motivadas para emprender acciones que alivien su malestar. Sin embargo, no aparecen cambios significativos en cuanto a sentir que otras personas se involucran en su malestar.

Una posible explicación de este resultado podría ser que la mente todavía se encuentre bloqueada al cuidado de otras personas, lo que requiere investigación adicional al respecto.

Flujos de la compasión

Tras finalizar el curso de Entrenamiento en la Mente Compasiva, las correlaciones entre los flujos de la compasión aumentaron su tamaño y se convirtieron en estadísticamente significativas.

Entre las posibles razones de este efecto cabe destacar que:

  • Estos cambios son reflejo del entrenamiento de los tres flujos de la compasión durante las 8 semanas de duración del curso (Matos et al., 2017);
  • El curso de Entrenamiento en la Mente Compasiva estimula el “motivo de cuidado” que, a su vez, sensibiliza a las personas a estar más abiertas y motivadas a los diferentes flujos de la compasión (Gilbert, 2009, 2015);
  • El curso de Entrenamiento en la Mente Compasiva puede estar asociado con el incremento del tono vagal (por ejemplo, a través de HRV; Matos et al., 2017), lo que a su vez se encuentra asociado con las emociones prosociales y la prosocialidad en general (Kogan et al. 2014).

Sistema de apego

  • El curso de Entrenamiento en la Mente Compasiva lleva a los participantes a la reducción significativa de la ansiedad y la evitación relacionadas con el apego.

En este sentido, cabe destacar que el curso contribuye a la reducción de la inseguridad del apego, favoreciendo de este modo y en términos dimensionales, el incremento del apego seguro.

Autocrítica

En lo que hace referencia a la autocrítica, el curso de Entrenamiento en la Mente Compasiva:

  • Reduce de forma significativa, los dos tipos diferentes de autocrítica (inadecuada y odiosa), así como el componente de auto-juicio (medido a través de Escala de Autocompasión vinculada al MSC (Neff, 2003).
  • Asimismo, la magnitud del cambio en la autocrítica se relaciona con magnitud del cambio en depresión, ansiedad, estrés y bienestar.

Una posible explicación de estos resultados es que las prácticas del curso se enlazan con el sistema nervioso parasimpático, y de este modo ayudan a regular la activación del sistema de amenaza (Longe et al., 2010).

En este sentido, se evidencia la importancia de aumentar la autocompasión y reducir la autocrítica con la finalidad de mejorar el bienestar general y reducir el malestar psicológico.

  • De forma similar a los estudios previos sobre Compassionate Mind Training (CMT) y Compassionate Focused Therapy (CFT), el curso de Entrenamiento en la Mente Compasiva aparece asociado con reducciones significativas en los síntomas de depresión y estrés. Sin embargo, no se evidencia ningún cambio significativo en los síntomas de ansiedad.

Entre las posibles explicaciones de estos resultados cabe mencionar:

  • Las bajas puntuaciones de ansiedad base entre los participantes; y
  • El hecho de que en poblaciones clínicas aparecen reducciones significativas de los síntomas de ansiedad (Andersen y Rasmussen, 2017; Judge, Cleghorn, McEwan y Gilbert, 2012).
  • Asimismo, un dato relevante es que la reducción de la autocrítica se encuentra específicamente relacionada con el aumento de la autocompasión, pero no con la compasión dirigida o recibida de los demás.

En este sentido, se requiere investigación adicional que aporte más información sobre la relación entre la autocrítica y la compasión.

Bienestar, relajación y satisfacción

  • El curso de Entrenamiento en la Mente Compasiva se relaciona con un aumento significativo de los niveles de bienestar de los participantes.
  • Concretamente, y en la misma dirección que Matos et al. (2017), el curso de Entrenamiento en la Mente Compasiva se encuentra asociado con el incremento en las sensaciones de relajación y satisfacción, aunque no con la activación de diferentes tipos de afecto positivo (emociones positivas energizantes, como excitación y entusiasmo; y con las emociones vinculadas con sentirse seguro/a y contento/a), lo que apoya el papel fundamental que, en la CFT, estos tipos de afecto desempeñan en la afiliación y la mentalidad de cuidado.

Mantenimiento de los efectos

Tres meses después de finalizar el curso, las puntuaciones siguieron mejorando de forma significativa, en comparación con las tomadas antes del inicio del curso, en el 40% de los participantes que completaron las mediciones. En este sentido, se pone de manifiesto que los efectos del Curso de Entrenamiento en la Mente Compasiva no sólo se mantienen, sino que se incrementan tras la finalización del curso.

Conclusión

La consideración conjunta de los resultados del estudio exploratorio de Irons y Heriot-Maitland (2020), evidencia la aplicabilidad y beneficio del curso de 8 semanas de Entrenamiento en la Mente Compasiva, dirigido al público general y basado en el modelo de la Terapia Centrada en la Compasión (CFT), para incrementar la autocompasión y el bienestar general, así como para reducir la autocrítica y el malestar psicológico (síntomas de depresión y estrés).

Asimismo, cabe destacar que los cambios conseguidos tras realizar el curso de 8 semanas de Entrenamiento en la Mente Compasiva, no sólo se mantuvieron, sino que se incrementaron al tercer mes de seguimiento.

Referencias

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