Cómo los estilos de apego, la supresión de pensamientos y la autocompasión influyen en la depresión

Las personas con ciertos tipos de depresión están orientadas psicofisiológicamente hacia la competencia social y se preocupan por el estatus y el rango social. Esto puede dar lugar a formas de comparación social centradas en el rango, sentido de inferioridad, falta de valía, disminución de la confianza, comportamiento sumiso, propensión a la vergüenza y autocrítica. Las personas con un diagnóstico de trastorno bipolar también experimentan aspectos elevados de competitividad y evaluación de estatus de rango superior. Estos aspectos cambian el procesamiento a un sentido de superioridad, confianza elevada, comportamiento enérgico, afecto positivo y dominio social.

El apego ansioso ha sido consistentemente vinculado con una mayor vulnerabilidad a la depresión, y se ha demostrado que las estrategias de regulación emocional hiperactivantes (por ejemplo, la rumiación) están involucradas.

Las investigaciones sobre los factores que intervienen en la relación entre el apego evitativo y la depresión han dejado resultados inconsistentes, y la naturaleza de esta relación aún no está clara. Existen pruebas que sugieren que los constructos de la supresión de pensamientos y la autocompasión están asociados con el apego evitativo y también con la sintomatología depresiva. Con el fin de aclarar aún más la naturaleza de esta relación, Clara Murray y sus colaboradores, presentaron un estudio en 2021 que probó un modelo de mediación en serie, en el que se planteó la hipótesis de que la supresión de pensamientos y la autocompasión mediaban de manera opuesta en la relación entre apego evitativo y la depresión. Ciento cuarenta y ocho participantes completaron dicha investigación. Los resultados iniciales apoyaron el modelo de mediación en serie hipotetizado; es decir, un mayor apego evitativo predijo una mayor supresión de pensamientos, una mayor supresión de pensamientos predijo niveles más bajos de autocompasión y niveles más bajos de autocompasión predijeron una mayor depresión. El estudio proporciona pruebas del papel central de la supresión de pensamientos y la autocompasión como mecanismos subyacentes, pero opuestos, a la relación entre el apego inseguro y la depresión, e indica que estos factores operan en direcciones opuestas. Los hallazgos pueden explicar algunos de los procesos a través de los cuales el apego inseguro confiere vulnerabilidad a la depresión. En este artículo vamos a resaltar los aspectos más importantes de dicho estudio. Los lectores, además podrán acceder al artículo completo a través del siguiente enlace: https://www.researchgate.net/publication/348482328

El apego adulto

La teoría del apego ha proporcionado un marco útil para comprender la vulnerabilidad individual a la angustia psicológica y, en particular, a la depresión. Los patrones de apego en la edad adulta influyen en la manera en que los individuos regulan las emociones a lo largo de la vida (Mikulincer M y Shaver P, 2018). El estilo de apego adulto se ha definido y medido en relación con dos dimensiones: apego evitativo y ansioso. El apego evitativo se ha relacionado con interacciones tempranas con cuidadores que eran insensibles, no estaban disponibles y/o cometían abusos (Mikulincer M, Shaver P y Pereg D, 2003). La teoría del apego propone que a través de estas interacciones tempranas con sus cuidadores, los individuos aprenden a desconfiar de la capacidad de otras personas para brindar apoyo y, a su vez, desarrollan estrategias para desvincularse de la necesidad de cuidado y/o apoyo. Estas estrategias de desactivación incluyen la evitación de la intimidad y de las relaciones cercanas, la supresión de pensamientos y emociones relacionadas con el apego. Las experiencias con cuidadores inconsistentemente disponibles contribuyen a la ansiedad por el apego y al desarrollo de estrategias de hiperactivación del apego. Estas implican, entre otras, aumentar la saliencia de la angustia para obtener el apoyo de personas significativas (Bartholomew K, Horowitz L, 1991 y Mikulincer M, Shaver P y Pereg D, 2003).

Depresión y estilo de apego inseguro en adultos

El Trastorno Depresivo Mayor (TDM) es un trastorno del estado de ánimo común caracterizado por un estado de ánimo bajo y/o anhedonia, y un perfil de síntomas que puede incluir trastornos del sueño y del apetito, reducción de la concentración y sentimientos de inutilidad y culpa (American Psychiatric Association, 2013). La depresión es la principal causa de discapacidad en todo el mundo, con tasas de prevalencia de TDM estimadas en 10.4% (Australian Bureau of Statistics, 2019). El término “depresión” se utilizará aquí para referirse al amplio espectro de sintomatología depresiva, en contraposición a TDM (Martin K, Blair S, Clark G, et al., 2018).

Una amplia variedad de investigaciones respalda una relación directa y positiva entre los estilos de apego adultos inseguros y la depresión (Dagan O, Facompre C y Bernard K, 2018). El apego ansioso se ha relacionado de manera consistente con la depresión en una variedad de estudios, incluidos estudios correlacionales, longitudinales y prospectivos (Mikulincer M y Shaver P, 2018). La investigación sugiere que el apego evitativo afecta a los síntomas depresivos. Desde una perspectiva teórica, esta asociación sería esperable, dado que el apego evitativo refleja un conjunto de creencias y expectativas negativas sobre la disponibilidad y disposición de los demás para brindar ayuda o cuidado cuando es necesario. Estas expectativas negativas llevan a las personas a emplear estrategias intrapsíquicas e interpersonales contraproducentes en momentos de angustia o necesidad (p. ej., estrategias de desactivación, distanciamiento y retraimiento). Tales estrategias suelen ser menos efectivas para regular las emociones aflictivas y obtener apoyo, lo que conduce a la confirmación de las creencias centrales negativas sobre uno mismo, los demás y el futuro (p. ej., “No soy digno”, “Nadie estará ahí para a mí”, “al final, estoy solo”). Queda por entender la naturaleza de la relación entre el apego evitativo y los síntomas depresivos, y qué variables pueden contribuir a esta relación. Además, dado que un apego evitativo elevado se ha asociado con peores resultados terapéuticos (Mikulincer M, Shaver P y Berant E, 2013), identificar los mecanismos que vinculan el apego evitativo con la depresión es un paso importante para orientar las intervenciones y mejorar los resultados terapéuticos. El estudio que presentamos en este artículo examinó la relación entre el apego evitativo y la depresión.

La regulación emocional, la supresión de pensamientos y el apego evitativo

La regulación emocional se ha definido como la habilidad colectiva de entender y aceptar las experiencias emocionales, de emplear estrategias adaptativas para manejar las emociones, de actuar de acuerdo con los objetivos cuando se experimentan emociones aflictivas y de controlar los impulsos (Gratz K y Roemer L, 2004). Se entiende que el estilo de apego influye en la selección de las estrategias de regulación emocional. Por ejemplo, las personas con un estilo de apego evitativo pueden desarrollar estrategias de regulación emocional de desactivación, como minimizar la experiencia y expresión de las emociones. Estas estrategias son inicialmente funcionales, ayudando a mantener la proximidad a una figura de apego mientras se minimiza el estrés relacionado con el apego (Cassidy J, 1994). Sin embargo, el uso crónico excesivo de estas estrategias, especialmente en relaciones adultas recíprocas, se considera desadaptativo debido al potencial de consecuencias negativas a largo plazo. Ejemplos de estrategias de regulación emocional desadaptativas incluyen la supresión, la evitación experiencial y la rumiación (Joormann J y Gotlib I, 2010). La regulación emocional maladaptativa se ha identificado como uno de los mediadores más importantes que relacionan el apego evitativo con la depresión (Mikulincer M y Shaver P, 2012).

La supresión de pensamientos implica intentos activos de inhibir pensamientos no deseados que pueden provocar emociones aflictivas y se ha relacionado con tasas más altas de depresión. La supresión de pensamientos ha estado vinculada con el apego evitativo como una estrategia para desactivar el sistema de apego. Los estudios de Fraley y Shaver (1997 y 1998) demuestran que, en contraste con la población general, las personas con alto apego evitativo no experimentan efectos de rebote al involucrarse en la supresión de pensamientos, sino que disocian el malestar relacionado con el apego, en lugar de simplemente enmascarar o infravalorar el malestar subyacente. La capacidad de suprimir completamente los pensamientos y redirigir la atención hacia otro lado puede ser efectiva para reducir el malestar en condiciones de baja carga o estrés, pero menos efectiva a medida que aumentan las demandas (Mikulincer M, Dolev T y Shaver P, 2004). Además, en el contexto de las relaciones de pareja, la supresión del malestar relacionado con el apego es probable que tenga un impacto negativo en el desarrollo de la intimidad y el vínculo a largo plazo (Johnson S, 2019), y, por lo tanto, se considera una estrategia de regulación emocional desadaptativa.

El presente estudio explora la posibilidad de que el uso crónico de la supresión de pensamiento pueda perturbar la conciencia y el compromiso con la angustia emocional. Como lo hizo el estudio experimental ya mencionado de Fraley y Shaver en 1998, las personas apego evitativo parecen desvincularse completamente de la angustia relacionada con el apego cuando suprimen los pensamientos de ser abandonados por su pareja. La mayoría de las manifestaciones contemporáneas de la compasión incluyen la conciencia del sufrimiento y el deseo de aliviar el sufrimiento como elementos clave de la compasión (Dutton J, Workman K y Hardin A, 2014). Por lo tanto, para las personas con alto apego evitativo y el uso crónico de la supresión del pensamiento, que interfiere con la conciencia de la angustia, puede inhibir el desarrollo de la autocompasión. La autocompasión se ha demostrado que protege contra el desarrollo de la depresión (MacBeth A y Gumley A, 2012). Aunque la supresión de pensamientos puede reducir la angustia a corto plazo, si el uso excesivo de esta estrategia interfiere en el desarrollo de la autocompasión, este patrón podría aumentar la vulnerabilidad a la depresión.

Apego evitativo, autocompasión y depresión

La autocompasión es una forma adaptativa de relacionarse con uno mismo que permite a los individuos enfrentar activa y amablemente las experiencias de vida difíciles (incluyendo pensamientos y emociones negativas y sentimientos de vulnerabilidad) sin suprimirlas o abrumarse por ellas. Neff, en una publicación del año 2003, sostiene que la autocompasión se compone de tres componentes interconectados: autocompasión, humanidad compartida y conciencia plena. La autocompasión implica abordar las experiencias de vida difíciles, como los fracasos personales, con amabilidad. La humanidad compartida se refiere al reconocimiento de que las dificultades y los conflictos son experiencias humanas compartidas. La conciencia plena implica una conciencia de los pensamientos, sentimientos y sensaciones que surgen al prestar atención al momento presente, a propósito, sin juzgar. La autocompasión se asocia con una variedad de beneficios psicológicos, incluyendo una mayor resiliencia y un mejor funcionamiento psicológico. En un metaanálisis, se informó que la autocompasión se asocia inversamente con la depresión, la ansiedad y el estrés, con un efecto de gran magnitud, mientras que se asocia positivamente con mejores resultados de salud mental (MacBeth A y Gumley A, 2012).

Se teoriza que la autocompasión se desarrolla en el contexto de las relaciones de apego tempranas. Neff y McGehee, en una publicación de 2010, sugieren que la forma en que los individuos se relacionan con ellos mismos probablemente refleja sus relaciones que han tenido con los cuidadores tempranos. Desde esta perspectiva, es más probable que las personas que experimenten respuestas impredecibles de sus cuidadores tempranos (es decir, a veces de apoyo y otras veces críticas/rechazo) sean autocríticas y autoexcluyentes, exhibiendo así niveles más bajos de autocompasión. Varios estudios han informado de asociaciones negativas entre el apego evitativo y la autocompasión, y entre el apego ansioso y la autocompasión. Estos estudios (Joeng J, Turner S, Kim E et al., 2017 y Mackintosh K, Power K, Schwannauer M et al., 2018) concluyen que los niveles bajos de autocompasión pueden contribuir a niveles más altos de psicopatología, incluida la depresión, entre las personas con mayores niveles de evitación del apego. Además, Joeng y sus colegas, en su estudio de 2017, sugieren que la autocompasión puede ser un objetivo terapéutico importante para las personas con mayor apego evitativo. Sin embargo, los mecanismos subyacentes a la asociación negativa entre el apego evitativo y la autocompasión, ya su vez, la depresión, siguen siendo desconocidos.

El apego evitativo, la supresión del pensamiento, la autocompasión y la depresión

La autocompasión y la regulación emocional son constructos relacionados. La autocompasión requiere habilidades de regulación emocional, incluida la capacidad de ser consciente y tolerar emociones negativas. Varios estudios correlacionales han encontrado una relación inversa entre estrategias de regulación emocional desadaptativas (incluida la supresión del pensamiento y la evitación de afrontamiento, asociados con la desactivación del sistema de apego) y la autocompasión (Neff K, Hsieh Y y Dejitterat K, 2005). Se considera que un mayor uso de la supresión del pensamiento es indicativo de dificultades más amplias con la regulación emocional, como dificultades para aceptar las experiencias emocionales y para involucrarse en estrategias adaptativas (Goodall K, Trejnowska A y Darling S, 2012). La investigación revisada sugiere que el uso crónico de la supresión del pensamiento puede socavar la autocompasión de varias maneras. En primer lugar, la autocompasión requiere tanto la conciencia como la participación activa con los pensamientos y emociones negativas. Al suprimir crónicamente los pensamientos y emociones angustiosos, se impide que los individuos participen activamente en estas experiencias, lo que inhibe el desarrollo de la autocompasión. En segundo lugar, la supresión del pensamiento distorsiona las experiencias emocionales, lo que contribuye a reducir la claridad emocional en torno a los estados y necesidades emocionales, incluida la necesidad de consuelo, autorregulación y autocompasión. Finalmente, la autocompasión requiere un esfuerzo de atención volitiva que va más allá de la conciencia del momento presente (por ejemplo, la atención plena). De esta manera, la autocompasión se podría considerar activa incompatible con la supresión del pensamiento, en la que los recursos cognitivos se despliegan con el objetivo de mantener el contenido del pensamiento fuera de la conciencia.

Apego

Objetivo e hipótesis

Basándose en la investigación revisada, existe cierto apoyo a una asociación positiva entre apego evitativo y la depresión (Zheng L, Luo Y y Chen X, 2020), con algunos hallazgos nulos que abren la posibilidad de que puedan estar involucradas variables mediadoras. Las estrategias de regulación emocional desactivantes y la autocompasión se han identificado como posibles mediadores de esta relación. Sin embargo, investigaciones previas han arrojado hallazgos inconsistentes en cuanto a los efectos mediadores de las estrategias desactivantes (Malik S, Wells A y Wittkowski A, 2015). En contraste, la autocompasión se ha identificado de manera consistente como un mediador entre la evitación del apego y una serie de resultados de salud mental, incluyendo la depresión (Raque-Bogdan T, Ericson S, Jackson J et al., 2011). Sin embargo, se señala que la investigación previa no ha aclarado los mecanismos causales que contribuyen a la relación entre la evitación del apego y la autocompasión. Basándose en la teoría y la investigación revisada (Caldwell J y Shaver P, 2013), se sugiere que mayores niveles de supresión del pensamiento pueden ser un mecanismo subyacente a la asociación negativa entre el apego evitativo y la autocompasión. Específicamente, se espera que mayores niveles de apego evitativo conduzcan a una mayor utilización de la estrategia de la supresión del pensamiento, lo cual puede inhibir el desarrollo de la autocompasión al bloquear el acceso y la implicación con los pensamientos angustiantes. Por lo tanto, se espera que mayores niveles de supresión del pensamiento se asocien con menores niveles de autocompasión, y que la supresión del pensamiento y la autocompasión estén positiva y negativamente asociadas con los síntomas depresivos, respectivamente. El presente estudio exploró esta posibilidad, pero también amplió los modelos de mediación simples examinando la posibilidad de que la supresión del pensamiento y la autocompasión pudieran trabajar en secuencia para explicar la asociación positiva entre el apego evitativo y la depresión. Por lo tanto, el objetivo del presente estudio fue examinar este modelo de mediación en serie proponiendo una cadena causal hipotética basada en la teoría, en la que mayores niveles de apego evitativo conducen a mayores niveles de supresión del pensamiento, mayores niveles de supresión del pensamiento conducen a menores niveles de autocompasión, y menores niveles de autocompasión, a su vez, conducen a síntomas depresivos mayores. Basándose en la literatura revisada anteriormente, se formuló y se probó la siguiente hipótesis: La supresión del pensamiento (mediador 1) y la autocompasión (mediador 2), en secuencia, mediarán la relación positiva entre el apego evitativo (IV) y la depresión (DV).

Conclusión

El presente estudio fue el primero en examinar la supresión de pensamiento y la autocompasión como mediadores seriales de la relación entre la orientación de apego y la depresión. Los resultados del presente indican que la supresión de pensamiento seguido de la autocompasión (en serie) pueden ser mecanismos de estudio importantes que contribuyen a la relación positiva entre el apego ansioso y la depresión. Las pruebas respaldan la confirmación de que la supresión de pensamiento y la autocompasión operan en direcciones opuestas en la relación entre el apego ansioso y los síntomas depresivos. Además, los datos sugieren que la autocompasión es un mediador significativo por sí solo en esta relación, mientras que la supresión no lo es. Una interpretación plausible de los hallazgos actuales es que la supresión de pensamiento influye en la vulnerabilidad a la depresión a través de su impacto negativo en el desarrollo de la autocompasión. Esta cadena causal hipotética podría ser evaluada en un estudio longitudinal de seguimiento.

En segundo lugar, al considerar las dimensiones de apego de forma independiente, ambas vías de mediación serial fueron significativas. Sin embargo, al tener en cuenta la varianza compartida entre las dimensiones de apego, el apego ansioso surgió como el predictor más sólido de la vulnerabilidad a la depresión a través de la secuencia de supresión de pensamiento hacia la autocompasión. Este hallazgo inesperado indica la necesidad de que los estudios futuros incluyan ambas dimensiones de apego dentro de cualquier diseño de investigación, en línea con las recomendaciones de Cameron et al. (Cameron J, Finnegan H y Morry M, 2012). Las determinaciones de este estudio también tienen implicaciones para la conceptualización de los dominios de apego como superpuestos en lugares de distintos, lo que es consistente con la conexión normalmente observada entre las dimensiones de apego (Fraley R, Heffernan M, Vicary A et al., 2011). Correspondientemente, la determinación indica que el apego ansioso predice significativamente el uso de la supresión del pensamiento, aunque esto se conceptualiza comúnmente como una estrategia desactivante vinculada con el apego evitativo (Mikulincer M y Florian V, 1198). Los datos de este estudio no pueden hablar sobre el problema de si la supresión del pensamiento se incorpora para diferentes propósitos, dependiendo de qué dominio de apego sea relativamente más afectado. Esta posibilidad merece una exploración adicional, ya que los hallazgos actuales se ajustan a la evidencia emergente de perfiles diferenciales de supresión emocional específica en los dominios de apego (Clear S y Zimmer-Gembeck M, 2017).

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